La valoración permite posicionar y conocer el lugar del artista en el mercado del Arte, pero es sobre todo una garantía de calidad hacia los compradores.
Los amantes del arte aprecian a los artistas que presentan una garantía seria, respaldada por documentos oficiales, especialmente cuando la adquisición se vuelve consecuente.
La cotización tranquiliza y legitima la transacción.
En efecto, gracias a la cotización, los compradores disponen del seguro oficial de valoración de sus obras en caso de: pérdida, daño, robo para los seguros.
En caso de donación, división, herencia, la cotización confirmada por el experto se impondrá en la estimación notarial y fiscal.
Para el FSI, la valoración de las tablas se basará en la cotización oficial del importe de la exención de impuestos.
Por último, el cuadro puede ponerse a la venta (por tratado privado o por subasta) con su certificado de autenticidad y su prueba de cotización.
Más allá de la adquisición de un cuadro, ya sea clasificado o no, no hay que olvidar que una obra de arte sólo puede vivir si su propietario experimenta alegría y asombro al contemplarla.
Nunca olvide que un enamoramiento es inseparable de una buena adquisición.
Lo importante es recordar que un cuadro, hecho según las reglas del arte, no se deprecia. Sólo aumenta su valor.
La pintora contemporánea Nadia Vuillaume es una de las artistas seleccionadas en 2017 por el i-CAC (Índice de calificación de artistas certificados) y está considerada para obtener su valoración. A partir de ese momento, el deber de la artista es mantenerse fiel a sus compromisos artísticos y, a través de la calidad de su trabajo, mejorar la calificación, permitiendo así que las pinturas adquiridas sigan aumentando de valor.